La condensación en casa es un problema que se agrava en invierno, en concreto en las zonas en donde se genera aire caliente y húmedo. Este aire, al ponerse en contacto con las superficies más frías, se condensa, generando gotas de agua sobre paredes, techos y ventanas.
La condensación se produce generalmente en paredes de ladrillo hueco o con cámara, en donde el aire húmedo y caliente se junta con el aire frío procedente del exterior.
También influyen los sistemas de vida y construcción actuales que impiden una ventilación natural: doble acristalamiento de las ventanas, burletes que impiden la entrada y salida del aire, eliminación de chimeneas y la presencia de calefacción. Los edificios actuales están «sellados» de modo que el aire no circula, agravando el problema. La mayoría de los problemas son generados por la falta de ventilación en lugares en los que el aire no circula, y sus consecuencias suponen además un problema para la salud.