El primer paso es limpiarlas con un poco de jabón, pero las manchas vuelven a aparecer, con lo que en la segunda limpieza aplicamos algún remedio más eficiente como es el uso de la lejía.
Durante un breve período de tiempo las manchas están ahí otra vez y es cuando empezamos a pensar en la conveniencia de comentarlo con alguna persona conocida o familiar que haya tenido el mismo problema. Las soluciones que nos ofrecen son similares a las que habíamos probado con lo cual recurrimos a un profesional conocido de toda la vida que entiende mucho de construcción y que nos propone aislar la pared. Un poco más de tiempo y dinero invertido y durante unas semanas el problema parece haberse resuelto pero no, las manchas hacen aparición de nuevo.